Hace unos días una clienta embarazada nos preguntó si sería posible usar aceites esenciales durante el embarazo, o si por el contrario hay que tener precauciones. Nos pareció un tema muy interesante y del que quizá no haya demasiada información. Así que hoy toca hablar largo y tendido sobre el tema.
En Cosmética Natural Casera Shop hemos recurrido a las investigaciones de la aromaterapeuta Eliane Zimmermann, quien ha tenido la amabilidad de dejarnos publicar en nuestro blog la versión traducida de su articulo “Aceites esenciales durante el embarazo”, perteneciente a su blog ‘Aromapraxis’.
«Aceites esenciales durante el embarazo» (artículo traducido)
“Sigo recibiendo muchas preguntas acerca del tipo de aceites esenciales que una mujer puede utilizar durante el embarazo. En primer lugar, me gustaría hacer dos aclaraciones sobre esto:
Soy escritora y conozco a algunas de mis lectoras, pero no a todas, así que no puedo adivinar si hay personas que tengan tendencia a exagerar. Me explico: si en mis libros preciso utilizar dos gotas, hay quien puede pensar: “¿Solo dos gotas? Pero si es todo natural, ¿qué puede pasar? Voy a echar diez”. En este sentido y al igual que otros muchos compañeros de profesión, intento siempre publicar las formulaciones más bajas posibles al tiempo que indico las advertencias de ciertos aceites.
La nariz de una mujer embarazada suele volverse muy sensible. Hay quienes pueden sentirse atraídas por un determinado olor o repudiarlo casi de forma inmediata. En este sentido, siempre digo que las mujeres embarazadas pueden confiar en su olfato y saber cuándo pueden utilizar un determinado aceite y en qué cantidades.
Aceites que NO se deben utilizar
Centrándonos ahora en lo que al feto se refiere, la herencia genética del feto se crea principalmente durante el primer trimestre de embarazo. Los dos tercios siguientes corresponden básicamente al crecimiento, donde se refinan los órganos y las diferentes partes del cuerpo. ¿Qué quiere decir esto? Muy fácil: en las primeras doce/quince semanas de embarazo se deben evitar las sustancias tóxicas y los aceites que pudieran afectar drásticamente al flujo sanguíneo y a la circulación, ya que podrían desencadenarse convulsiones y/o hemorragias.
Achillea millefolium y milenrama. Debido al contenido de alcanfor, posee una fuerte influencia sobre el sistema nervioso y aumenta la circulación sanguínea.
Cinnamomum verum cort y fol, hojas de canela, corteza de canela de Sri Lanka y cinnamomum aromaticum, cassia de China. Capacidad de estimulación del flujo sanguíneo.
Foeniculum vulgare, hinojo, pimpinella anisum y anís. Efecto ligeramente similar al estrógeno.
Melaleuca viridiflora y niaouli. Contienen viridiflorol que regula el sistema hormonal.
Aloysia triphylla y Lippia citriodora Podría provocar contracciones en algunas mujeres.
Salvia officinalis y salvia. Ligeramente similar al estrógeno y con alto contenido de tuyona y alcanfor, que tienen una fuerte influencia sobre el sistema nervioso (en el laboratorio la tuyona tiene un efecto abortivo).
Ocimum basilicum y albahaca. Contienen methylchavicol, que posee una fuerte influencia sobre el sistema nervioso y puede llegar a dañar el hígado (aunque solamente en una dosificacion “loca”).
Las mujeres especialmente sensibles también deben tener cuidado con los aceites de la familia labiatae como el tomillo, el orégano y la ajedrea. Por supuesto, durante todo el embarazo, todos los aceites esenciales que contengan cetonas monoterpénicas deben ser evitados, ya que pueden sobrecargar el sistema nervioso del feto y, en caso de mal uso, podría tener un efecto abortivo:
Hyssopus officinalis, hisopo
Salvia officinalis, salvia
Lavandula stoechas, lavanda
Thuja occidentalis, thuja / Árbol de la Vida
Mentha pulegium, menta Poleo
Cinnamomum camphora, alcanfor
Rosmarinus officinalis QT Alcanfor, romero
Durante el período previamente indicado, tampoco están permitidos el uso de aceites singulares con contenido en Sabinyl acetato, ya que este ingrediente es uno de los pocos ésteres que actúan de forma embriotóxica, como por ejemplo lavandulifolia salvia (salvia, lavanda) y juniperus sabina (sade, una especie de enebro). Los aceites que contienen salicilato de metilo como betula lenta, abedul, fragrantissima gaultheria, gaulteria y syzygium aromaticum, clavo de olor, deben ser también evitados.
Solo en circunstancias excepcionales y siempre bajo la supervisión de una persona experimentada en aromaterapia se pueden usar aceites que contienen fenol (por ejemplo, el orégano, ajedrea, tomillo Ct. Carvacrol y Ct. Timol, bahía, tulsi y clavo de olor).
Por su parte, los aceites con un alto contenido de 1,8-cineol deben usarse con precaución (eucalyptus globulus, myrtus communis Ct. cineol, rosmarinus officinalis Ct. Cineol). El aceite mentolado (mentha piperita, mentha arvensis) se debe usar muy poco y solo si es realmente necesario.
Aceites que SÍ se pueden utilizar
De forma inversa, ¿qué aceites sí puede utilizar una mujer embarazada simplemente por tratar de sentirse mejor y relajarse o incluso en caso de dolores de espalda, resfriados o para tratar las venas varicosas? Aparte de todos los aceites que que sienten bien y que se diluyan en un máximo de un 1 % (por ejemplo, dos gotas a 10 ml de aceite de almendra), los clásicos suelen ser:
Lavandula angustifolia, lavanda (no confundir con la lavandina barata que a menudo contiene alcanfor)
Citrus reticulata, mandarina y otros aceites de cáscara de cítricos
Rosa Damascena, Rosa y Citrus aurantium flos., neroli y todas las aromas florales (¡con moderación!)
En combinación con:
Vanilla planifolia, vanilla
Tonkinensis Styrax, benjui
Eucalipto Staigeriana, eucalipto limón
Myrtus communis Ct. Myrtenyl, mirto del norte de África
Backhousia citriodora, mirto limón
Santalum album, sándalo
Boswellia sacra, incienso
Pogostemon cablin, pachulí”
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