A todos nos ocurre que las circunstancias y las experiencias de
la vida nos hacen cambiar, cambiamos nuestro modo de pensar, hablar y actuar,
las prioridades, aquello que nos parece necesario y lo que no necesitamos
también va variando.
Sin embargo, por más que nos toque convertirnos en personas
distintas a nuestros inicios, que nos hagamos protagonistas de muchas historias
y que el mundo nos obligue a transformarnos, no podemos olvidar nuestras
raíces, nuestros valores, la esencia de aquello que somos y que siempre
perdura.
Todo en nuestra vida nos propicia un cambio, las
experiencias, las personas y las situaciones que vivimos, cada una en su
medida, aporta un grado de cambio en nosotros mismos, pero no importa que tanto
cambiemos en apariencia, en costumbres
o en criterios, jamás debemos olvidar nuestras raíces, nuestro origen y lo que
nos ha dejado.
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