Muchas veces las personas que menos creemos nos decepcionan y eso nos hace abrir los ojos y a veces cerrar el corazón a los demás.
Cuando nos decepcionamos vemos todo de forma negativa, nos sentimos decepcionado y creemos que todos algún día podrían fallarnos. Pero, aunque parezca difícil de entender puede ser algo favorable para nosotros.
Esas decepciones hacen que seamos más precavidos, prudentes, más desconfiados y nos permite abrir los ojos.
Que cada decepción sea un escalón para aprender de cada circunstancia, no te sientes a ver la situación y a reprocharte a ti mismo por no ver lo que pasaba frente a tus ojos.
No permitas que cada decepción te defina como personas
Cuando nos decepcionan, nos sentimos rechazados, pensamos que no valemos como persona. Nos convencemos de que no somos lo realmente bueno y que no tenemos nada para brindarle a los demás.
Esas decepciones hacen que seamos más precavidos, prudentes, más desconfiados y nos permite abrir los ojos.
Que cada decepción sea un escalón para aprender de cada circunstancia, no te sientes a ver la situación y a reprocharte a ti mismo por no ver lo que pasaba frente a tus ojos.
No permitas que cada decepción te defina como personas
Cuando nos decepcionan, nos sentimos rechazados, pensamos que no valemos como persona. Nos convencemos de que no somos lo realmente bueno y que no tenemos nada para brindarle a los demás.
Valoremos a las personas como se lo merecen.
Muchas veces nos ilusionamos muy rápido y tomamos mucha confianza a alguien y esperamos lo mejor de esa persona. Cuando nos adelantamos a los hechos casi siempre nos decepcionamos de esa persona, por eso te aconsejo que trates y valore a las personas de forma justa, y no te hagas grandes expectativas de ellas.
Se que no podremos evitar nunca sentirnos molestos o decepcionados por la traición o el fallo de una persona que queremos.
Nunca pierdas las esperanzas, hay miles de cosas por hacer, miles de proyectos que realizar, y muchos que te pueden hacer ilusionar y hacerte feliz. Mantén siempre una sonrisa en tu rostro y nunca pierdas las esperanzas, eres tu quien puede contenerla en tu propio corazón.
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