Cuando una mujer está a punto de traer al mundo a una nueva criatura siempre trata de cuidarse físicamente.
Se alimenta lo mejor posible, toma vitaminas y todo lo necesario para que el desarrollo del bebé sea óptimo, pero en ocasiones olvida aspectos que son igual de importantes.
En la actualidad se han realizado estudios que comprueban que el bienestar físico de la madre es de tanta importancia como su salud emocional.
La estabilidad mental y tener un embarazo libre de estrés, en el que las emociones sean en su mayoría positivas, se traduce en mejor desarrollo del bebé dentro y fuera del útero. Muchas teorías recientes apuntan que los estados depresivos, la tristeza y el estrés pueden ser aprendidos desde el vientre materno.
¿Cómo afectan al bebé los sentimientos de la madre?
A continuación te presento algunos puntos que hay que tomar en cuenta durante la gestación, ya que pueden influir positiva o negativamente por el resto de su vida.
La depresión afecta el coeficiente intelectual del niño
Aunque la placenta actúa como capa que protege al feto de diversas hormonas como el cortisol -la cual se produce tras un estado de estrés prolongado-“si la madre se siente constantemente sometida actividades que le causen estrés, tristeza o si padece trastornos depresivos, el cortisol puede penetrar la placenta y enviar al bebé la señal de que llegará a un ambiente peligroso.”
Otra cosa que afecta seriamente durante la gestación, menciona la profesora Vivette Glover, experta en psicología perinatal, es el coeficiente intelectual del niño a largo plazo, ya que el cortisol influye en el desarrollo cerebral.
Puede interferir con el apego saludable
El apego es importante para los infantes, sobre todo durante el primer año de vida, ya que es un lazo que se debe desarrollar para dar seguridad al bebé, y lo hace sentirse cuidado y amado.
La depresión durante y después del embarazo incrementa el riesgo de falta de apego por parte de la madre, lo cual puede afectar de desarrollo emocional y la necesidad de protección del pequeño, también durante la infancia.
Los bebés son capaces de sentir el estado psicológico de la madre
“Creemos que los fetos humanos son participantes activos en su propio desarrollo y están recolectando información para su propia vida”, señala el doctor Curt A. Sandman. Agrega que los niños son capaces de reconocer e interpretar los sentimientos y estado anímico de la madre mientras están en el vientre.
Así que los estados prolongados de tristeza pueden generar desarrollo lento; en cambio la felicidad y la tranquilidad emocional suelen tener impacto positivo.
Los hijos de madres ansiosas suelen volverse igualmente ansiosos durante los primeros años de vida. También pueden desarrollar trastornos, como hiperactividad y déficit de atención.
Las emociones se aprenden desde el vientre materno
Aunque el feto no tiene noción de las emociones como nosotros las conocemos, éstas tienen impacto sensorial en él.
“Cuando nos embargan las emociones negativas segregamos hormonas tóxicas, el corazón se acelera y se deprime el sistema inmune, lo que nos deja más vulnerables ante las enfermedades” menciona Enrique García, profesor de psicología de la UNED.
Es importante considerar el bienestar emocional como parte de los beneficios de la madre y el bebé.
Es necesario que los padres apoyen a su pareja para que la gestación se dé de la mejor manera, y es vital que las mujeres tomen conciencia y aprendan a manejar las situaciones que les causan estrés.
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