El que no vive para servir no sirve para vivir. El dinero es la recompensa por SERVIR al mercado: es la recompensa por resolver problemas, por satisfacer necesidades. El dinero no es un accidente, no es un milagro, ES UN RESULTADO.
Tienes que ir más allá de la mentalidad del dinero rápido
Tienes que ir más allá de la mentalidad del fin de mes, del sueldo a sueldo.
El dinero es la recompensa por SERVIR al mercado: es la recompensa por resolver problemas, por satisfacer necesidades. El dinero no es un accidente, no es un milagro, ES UN RESULTADO.
1 Reconoce la fuente:
La fuente de la riqueza es la mentalidad, no el tipo de trabajo que tienes. No el cartón que entrega la universidad, no el talento, no el banco, sino TU MANERA DE PENSAR.
Trabajaras 18 horas diarias y seguirás pobre.
Seguirás madrugando y seguirás pobre.
Puedes conseguir otro empleo e irte a otro país, y seguir pobre.
La mentalidad es la diferencia: piensas como pobre o piensas como rico.
Recuerda el orden: Pensamientos → Sentimientos → Acciones → Resultados
2 Reconoce tus semillas:
Lo que hacemos con nuestras semillas determina nuestro futuro. El tiempo es una semilla. El dinero es una semilla. El conocimiento es una semilla. Todo lo que tienes es una cosecha, pero también es una semilla.
¿Qué estás haciendo con tus semillas? Parafraseando al gran filósofo, diríamos: “el hombre es un animal inversionista.” Las inversiones que hacemos hoy, definen nuestro futuro. Piensa en eso: no nos damos cuenta, pero nos la pasamos invirtiendo.
3 Reconoce el suelo:
Para que haya multiplicación, las semillas requieren del suelo. Mal suelo, mala cosecha. Buen suelo, buena cosecha. La pregunta es: ¿Dónde estás poniendo tus semillas? ¿En qué suelo estás poniendo tu dinero? ¿En qué personas estás invirtiendo tu tiempo? El suelo equivocado trae pérdidas…
El que no vive para servir no sirve para vivir. Madre Teresa de Calcuta.
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