Nunca juzgues antes de saber la verdad, cuantas historias hay en la vida que a simple vista vemos lo que no es y armamos toda una historia que nada tiene que ver con la realidad por juzgar a la ligera. Es una lección que aprendí desde chico al ver como se cometían injusticias al juzgar situaciones a la ligera y como las personas sufrían al ser juzgadas y castigadas por algo que no hicieron.
Cuantas veces uno de padre cometemos errores con los hijos al juzgar algún problema que se presenta con ellos y nos dejamos llevar por la emoción del momento sin averiguar primero que fue lo que sucedió, cuantas veces lastimamos a los hijos o a la pareja o incluso a los padres o hermanos por alguna situación que juzgamos a la ligera.
Nos dejamos llevar por el coraje la mayoría de las veces y lastimamos a las personas que más amamos y tiempo después vemos que lo que hicimos estuvo mal y muchas veces ni siquiera pedimos perdón, dejamos que las cosas sigan su curso sin doblegar nuestro orgullo.
Tenemos que aprender a ser humildes de corazón y reconocer cuando nos equivocamos y pedir perdón a quien sea que hallamos lastimado ya sean nuestros hijos, pareja, padres, hermanos, amigos, desconocidos, etc. Aprendamos a ver el fondo de las cosas y nos evitaremos muchos dolores de cabeza.
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